domingo, 5 de octubre de 2014

Fiebre del sábado noche un domingo por la tarde

Si durante la semana he estado perdiendo el tiempo con el SEUCK el fin de semana no ha sido menor el descalabro...
Al igual que la pasada semana este pasado sábado lo pasé embutido en los ochenta, tal vez en el 86.
Aunando lo aprendido empecé a confeccionar un juego con la intención de descubrir los límites físicos del programa.
El programa dispone de 126 sprites, con ellos contamos para hacer todos los elementos movibles en pantalla.
Desde las balas hasta las explosiones, pasando por tu nave y los enemigos, son sprites.
126 parece un número alto pero se queda en nada cuando tratamos de hacer algo con un mínimo de calidad.
Una peculiaridad de estos sprites estriba en el uso del color.
En si tenemos tres colores para seleccionar de una paleta de cuatro.
El primero es el de transparencia de ahí que este no lo cuente como utilizable.
Los dos colores siguientes son realmente relevantes puesto que afectan al total de los sprites.
Una solución socorrida es usar el blanco y el negro indistintamente.
Pero supongo que esta no es la única solución a esta limitada paleta.
El último color es el que marca la diferencia. Afecta a cada sprite individualmente.
Pero el Commodore arrastra un problema, o mejor dicho una norma insalvable.
Un sprite del C64 mide 24*22 píxels, pero son píxeles de 2*4.  Para entendernos, son ladrillos en vez de los cubos que asociamos  al concepto de píxel.
Esto repercute directamente y todo se nos antoja cuadrado.
Pero no tiene porque afectar. No es excusa para no hacer algo potable.
Una idea que se me ocurre al revisar los sprites que he realizado es que para hacer algo de calidad tenemos que diseñar todos los elementos (vehículos u objetivos) como si todos y cada uno de ellos pudieran protagonizar el papel principal de algún otro videojuego.
De cinco sprites que me he currado solo tres cumplen con este consejo. XD